martes, 24 de marzo de 2015

¿Dónde conocer a Dios? Quizás busques en el lugar incorrecto.


Articulo Sustraído de La pagina http://sdejesucristo.org/
 
Aquel que ha sido limpiado por la sangre de Cristo es alguien que anhela conocer más a Dios. No solo lo anhela, sino que conforme a lo que nos enseña Pablo en Colosenses 1:10 debe hacerlo: “para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios”. Conocer a Dios es una parte vital de la vida eterna que se nos ha regalado por gracia. En Juan 17:3 Cristo mismo dijo: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Mi pregunta para ti es: ¿Estás conociendo a más Dios?
¿CÓMO PODEMOS CONOCER A DIOS?
“Cuando un cosmonauta ruso regresó del espacio e informó que no había encontrado a Dios, CS Lewis respondió que esto era como que Hamlet entrara en el desván de su castillo en busca de Shakespeare”, Tim Keller.
Humanamente no tenemos mayores posibilidades de conocer a Dios como las que tiene Hamlet de conocer a Shakespeare o Sherlock Holmes de conocer a Arthur Connan Doyle. La única manera en que esto suceda es que el “Gran Autor” se dé a conocer Él mismo a su creación. Y quiero mostrarte con las Escrituras que no es que nosotros conocimos a Dios sino que es Él quien se nos ha dado a conocer:
“Dios,habiendo hablado hace mucho tiempo, en muchas ocasiones y de muchas maneras a los padres por los profetas, en estos últimos días nos ha hablado por su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas, por medio de quien hizo también el universo”, Hebreos 1:1-2.
Vemos en este pasaje que es Dios quien toma la iniciativa de hablar al hombre, por medio de los profetas (que hablaban de parte de Dios al pueblo) y en estos tiempos que vivimos (que son los últimos tiempos desde la primera venida de Cristo) nos ha hablado por Su Hijo, Dios hecho hombre, como el clímax de su revelación. “Él es la imagen del Dios invisible”, proclamaColosenses 1:15 mostrándonos a Cristo como la mayor revelación de Dios: Él mismo, la segunda persona de la Trinidad.
LA AUTO-REVELACIÓN DE DIOS
La palabra “revelación” significa: “Descorrer un velo para poner de manifiesto lo que antes fue escondido” 1. Todo lo que se conoce de Dios nos sería oculto y ajeno si no fuera que Dios mismo “ha corrido el velo” y nos ha mostrado cómo es Él. En el libro de Job, vemos a Zofar declararle a Job esta verdad de la realidad que el hombre no puede por sí solo conocer a Dios (Job 11:7-8):
“¿Descubrirás tú las profundidades de Dios?
¿Descubrirás los límites del Todopoderoso?
Altos son como los cielos; ¿qué harás tú?
Más profundos son que el Seol; ¿qué puedes tú saber?”
También encontramos el ejemplo de los Salmos, en repetidas ocasiones los salmistas claman: “Enséñame Dios… tus estatutos, tus caminos, tu voluntad y tu palabra” (Salmo 25:425:527:1186:11119:122633646668124135;143:810). El conocimiento de Dios viene de Dios mismo hacia el hombre. “No podemos comprender a Dios, a menos que él se acomode a nuestro nivel”, dijo Juan Calvino 2. Si Dios no se nos revela no podríamos conocerle.
¿CÓMO ES QUE SE REVELÓ DIOS?
A través de Su Palabra. Como dice el texto que citamos de Hebreos 1, que Dios habló en tiempos antiguos por los profetas (Moisés, Elías, Samuel, Daniel, etc…) y en estos tiempos nos ha hablado por el Hijo: Jesucristo. Dios “expiró” las Escrituras (ver 2 Timoteo 3:16) y por ella podemos conocerle.
Kevin Halloran hablando de cómo Dios se ha revelado a lo largo de las Escrituras, dice: “El Antiguo Testamento prepara el camino para y apunta a Cristo, mientras que el Nuevo Testamento revela y explica quién es Él. El Antiguo Testamento despliega una “sombra” de Cristo, y en el Nuevo Testamento Lo experimentamos (vea Colosenses 2:16-17)”.
Toda la revelación de Dios se encuentra en las Escrituras ¿Es allí donde estás buscando conocerle?
¿DÓNDE ESTAMOS BUSCANDO CONOCER MÁS A DIOS?
Él ha determinado darse a conocer hoy en las Sagradas Escrituras, ¿por qué buscar conocerlo en otro lugar? A veces simplemente los interrogantes de este tema se resuelven pensando en esto.
Algunos dicen que se puede conocer más de Dios a través de una búsqueda en oración con hambre y sed por ello. Pero yo creo que debemos dividir las aguas aquí. Por un lado, no debemos confundir lo que es vivir una real comunión diaria con Dios con tener un mayor conocimiento acerca de Dios. Tu comunión con Dios a través de la oración, no puede reemplazar tu lectura bíblica y tu estudio bíblico. Ambos, deben caminar de la mano. Porque si no, tendrás oraciones fuera de la voluntad de Dios (que se conoce en Su Palabra), o tendrás mucho conocimiento bíblico sin un corazón que ha sido quebrantado en la comunión con el Señor.
Si nosotros no somos fieles en estudiar nuestras Biblias para conocer más a Dios, sus atributos, su carácter, no podemos pretender que ese conocimiento nos sea dado fuera del agente que Dios determinó para ello: Su Palabra. Y buscar conocer a Dios a través de Su Palabra no es ser poco espirituales, al contrario, ¿cuál es una de las obras del Espíritu Santo en el creyente? ¿No es acaso recordarnos las Escrituras? Vemos el caso del Señor y sus discípulos enJuan 14:6: “Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, El os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que os he dicho”.
BUSCANDO EN EL LUGAR CORRECTO
Mucho podría decirse sobre este tema y mi propósito al escribir esto simplemente ha sido plantar semillas para animarte a conocer más a Dios a través de Su Palabra y no fuera de ella. Las experiencias espirituales (como sueños, visiones, etc.) no pueden jamás darnos a conocer algo más de Dios que no esté expresado en las Escrituras, y si ya está expresado allí todo lo que tenemos que conocer de Dios, entonces, no necesitamos otra revelación.
Conocer a Dios a través de la Escritura producirá en nosotros reales y más profundas experiencias espirituales, como la gratitud por una salvación inmerecida, el gozo de saberse perdonados en Cristo, la humillación ante la grandeza de Dios, el quebrantamiento de un corazón que reconoce su necesidad de gracia, entre muchas otras más. ¿Te perderás semejante experiencia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario